Ela Paproska: Milagrosa Cosmética
La marca coméstica Ela Paproska nace de una historia de superación personal, a raiz del grave accidente sufrido por la fundadora durante su juventud.
Un accidente de esqui le provocó graves quemaduras en su cara, pero a pesar de ello, su caracter emprendedor no le impidio emigrar a Nueva York con 21 años, donde sus relaciones laborales le llevaron a conocer a un prestigioso científico que con el tiempo y apenado por las secuelas de Ela, desarrollo un producto único para curar los daños producidos en su rostro.
Tras varias semanas de aplicación, su piel recuperó su aspecto original, gracias a aquel producto milagroso.
Con el paso del tiempo Ela se convirtio en una mujer emprendedora y regreso a Europa, donde se dedica desde entonces a su empresa de cosmética, albergando el sueño de recuperar algún día su antigua fórmula para ofrecerla como un producto curativo.
La fórmula de sus cosméticos se basan en el concepto HIDROCOMPOSITE, compuesto por agua del mar muerto, oxígeno e hidrógeno, así como principios activos de alta calidad como isoflavonas de soja, ceramidas, péptidos y sales de Aqua Maris son conocidos por sus efectos curativos y cicatrizantes.
Avalados por centros de investigación de reconocido prestigio internacional, se presentan en dos líneas diferenciadas: VIVID SOLUTIONS para pieles mixtas más jovenes y RENAI SCIENCE para pieles maduras y muy secas.
Tratamientos de día y de noche, contornos de ojos, serum para las líneas de expresión, productos específicos para cuello y escote y su famosa mascarilla de oro, son algunos de los productos que conforman estas dos líneas cosméticas.
En poco tiempo se ha convertido en una de las marcas favoritas de las celebrities, por la rápida y visible mejora en la calidad de la piel.
Si quieres darle un lujo a tu rostro y recuperar el equilibrio de tu piel que diariamente se ve alterado por los diferentes agentes externos, así como devolverle el colágeno perdido, prueba el producto de la línea que mas se ajuste a ti y compruebalo tú misma.
