¿Haces dieta pero no consigues adelgazar?
Algunas personas inician una dieta por su cuenta pero no consiguen reducir su peso pese a haber bajado las cantidades de comida que ingerían diariamente. ¿Qué puede estar sucediendo para que la dieta no sea exitosa pese a suponer un esfuerzo para la persona?
*Imagen: www.gosawa.com
1. Un primer motivo podría ser que se mantuviera un desequilibrio alimentario. Es posible que se hayan reducido las cantidades, pero un exceso de grasas o hidratos de carbono podría igualmente provocar que el peso no descendiera. Adoptemos la cultura por la verdura, las hortalizas, el pescado o la fruta y limitemos el consumo de embutidos, fritos o productos precocinados. Solo con este cambio, ya tendremos mucho ganado y a buen seguro que el peso comienza a rebajarse día a día.
2. No beber agua en las cantidades recomendables podría estar dificultando el tránsito intestinal y la funcionalidad de varios órganos esenciales en el proceso de adelgazamiento. Una recomendación que siempre hago es la de llevar agua para la oficina en formato botellín de 50cl o bien de litro y medio para ir rellenando el vaso cada cierto tiempo. Muchas empresas disponen ya de surtidores de agua para la oficina, por lo que beber agua deja de ser un coste para el empleado y pasa a ser una pauta para su salud física esencial.
3. Ajusta las cantidades a lo que realmente es necesario para tu ritmo de vida. Pesar la comida es una buena práctica para tomar conciencia de las cantidades que solíamos consumir y las que son recomendables. Pasar a utilizar tuppers más pequeños en el trabajo o bien usar platos de postre para servirnos la cena en casa pueden ser algunos trucos efectivos para reducir paulatinamente las cantidades que ingerimos en el caso de estar por encima de lo recomendado por nuestro nutricionista.
4. Acompañar una dieta equilibrada con la práctica de actividades físicas diarias es otra obligación en toda pauta saludable. Si tu jornada laboral o ritmo de vida no te permite dedicarle mucho tiempo al ejercicio, podrías empezar por practicarlo los viernes por la tarde y los fines de semana a primera hora. Con 3 días a la semana podría ser suficiente. Además, caminar con energía y vitalidad durante un tiempo prolongado también sirve como ejercicio físico. Para ello, un truco podría ser bajarse una o dos paradas antes del autobús o metro al ir y volver del trabajo para así obligarnos a caminar durante una parte del trayecto. De igual forma, si acudimos en coche al trabajo podríamos buscar una zona de aparcamiento más alejada de las oficinas para realizar la última parte del trayecto a pie y cumplir así con este mínimo de actividad física recomendada.
Estos son solo algunos de los posibles motivos que te estén llevando a creer que sigues una dieta ajustada a tu ritmo de vida pero que no se traduzca en un descenso de peso notable o deseable.